jueves, 31 de octubre de 2013

La pelotuda simpática


La cosa es así: me fuí, volví, acá estamos, después de tanto tiempo sin escribir en el blog volví con una nueva carrera comenzada (Producción de modas), sin abandonar el teatro y con menos tiempo que nunca pero sí con ganas de escribir.

Cuando te vas de un lugar por mucho tiempo cuesta retomar el ritmo. Depende a quién, claro. A esa gente zarpada en amistosa no le cuesta tanto.

¿Qué onda con esa gente?, esa, esa conchuda que es tan copada y con una sonrisa tan blanco ala y con su simpatía del orto que tiene que desplegar por todo el lugar, esa es la conchuda que todas odiamos, la conchuda que le va bien, que se viste mal y gana bien, que tiene una vida maravillosa, que hace yoga porque tiene tiempo, no tiene smartphone y le queda cool y porque todo es wonderful en ella.

Es muy difícil quedar bien frente a esta mujer, seguramente tiene un séquito de pelotudas que la persiguen y que a la menor ironía que decís te atacan: hay que tener mucha energía para ir derribando pelotuda hasta llegar al mago de oz, a la conchuda de oz, a la conchuda simpática y atacarla desde el vamos. No cometas el error de sonreirle ni una sola vez, porque corres el riesgo de que se te haga la amiga. Se te hace la amiga hasta que llega alguno que se quiere garchar o otra forra como vos y pasaste a ser historia, porque todos en el lugar la aman y si ella no te habla, tampoco te hablarán.

Es difícil encontrar la solución frente a la conchuda simpática. Podríamos probar con la cara de pocos amigos total, con no responderle, con mirar hacia otro lado, mirando el celu con no encontrar ni un solo punto en común con ella. Podemos pasar así la noche entera... pero claro, la noche sería una cagada.

Creo que no hay solución a la conchuda simpática más que ignorarla, ir con tu amigo gay a todo lugar que te la puedas cruzar o fumártela en pipa hasta que pase.


Así que, si vos sos una de esas conchudas simpáticas, tené en cuenta que no le vas a caer bien a todo el mundo, pelotuda.