sábado, 29 de marzo de 2014



 Hubo un tiempo que este blog hablaba de pijas. Muchas, de todos colores y tamaños. Ahora las cosas han cambiado, porque inevitablemente mi vida ha cambiado. Estoy hecha una señora, una ama de casa, una concubina. Una de las mejores cosas que me pasó estos últimos meses fue tener un lavarropas. Lavo. Todo. Constantemente. Las toallas que se lavaban cada muerte de Obispo ahora se lavan a diario.
Mi objeto de deseo pasó de vibrador o zapatos a un lavarropas. No es mejor ni peor, es distinto. Hace unas semanas hice fila 20 minutos en la calle para que me regalen una muestra de suavizante.
 Cambié de barrio también, ahora vivo en Barrio Norte. Con viejas conchetas por doquier: discutiendo con algunas, riéndome con otras. Intento ser más ordenada por mi salud mental y la de mi novio. Me cuesta, lo intento.
 Es como que los tipos piensan que las mujeres venimos con un chip incorporado de la limpieza y el orden. Que todas somos maníacas compulsivas, perfectas cocineras y encima, cogemos bien.
Intento comer mejor, hacer ejercicio, comer granola, tomar vitaminas, esas cosas.
Eso si me cuesta un huevo.
Intento ahorrar.
Eso también me cuesta un huevo.
 No me identifico con las demás amas de casa. Sobre todo con las que tienen mucama, porque yo claramente no tengo.

Así que si quieren armamos una vaquita para que contrate una chica de limpieza, dale?.

martes, 18 de febrero de 2014

Parecidos

Mi abuela cuando era chica me decía que era igual a Marcela Kloosterboer. Yo tenía pelo corto y granos en la cara y pesaba la mitad de lo que peso ahora, con joggins gigantes adidas, pero la miraba y le decía, sí, puede ser. Y cada vez que "Marcela Klosterboler" aparecía en la pantalla ella decía, "ahí está, la klosterboler, igual a la Belencita". Me han encontrado varios parecidos, la mayoría favorables, todo dependía de mi corte de pelo y qué tan gorda estaba. Me dijeron Catherine Zeta Jones, Amelié, Celeste Cid, Erica Rivas, Katy Perry y... Natalia Oreiro. Dependiendo del gesto o maquillaje, o tal vez peinado o vestuario me parecía más o menos. De acuerdo a los ojos del que lo decía era sincero o un chamuyo del momento para comprarme. Ojo, no es posible que encontrarte un parecido sea motivo de levante, por mi cabeza puede pasar que sos un loco obsesionado con esa artista, pero no que me querés levantar. Nunca. Nunca se me ocurrió usarlo a favor en un casting. Vieron que hay gente que en su cv actoral pone: parecido a Chayanne, imitador de Shakira. Las notas de prensa usan "la nueva Pampita", y otros términos colgándose de los pechos de los famosos. No se me ocurre poner tantos nombres cuando me preguntan parecidos o que me nombren "la nueva Oreiro". El ser parecido a alguien es un medio pelo: nunca llegas a ser esa persona, pero un poquito sí. Osea, una cagada. Una cagada que todo el rato que queda después de que te encontraron un parecido te creas esa persona, actúes como ella, busques ropa parecida a la de ella. Podés parecerte a Amelié con tu corte francesito pero nunca vas a serlo. Podés tener un aire a Catherine Zeta, pero no te vas a casar con Michael Douglas, ni tampoco vas a hacer Chicago. Podés tener un mínimo viento a Katy Perry... pero no, definitivamente no lo sos. Así que yo en el campo "parecidos", relleno "La Klosterboler" y listo.