martes, 30 de agosto de 2011

El primer beso

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Estamos todos de acuerdo en que el primer beso es en la primer cita, cierto?. Bien. Seguimos todos de acuerdo en que el primer beso debe darlo el hombre?. Un poco, bien. Resulta que se dieron vuelta un poco los bandos y el hombre, macho, banana, porongón, galante y atrevido que arrinconaba a la dama en esa primer cita ya sea en un bar, cine, puerta de casa/depto/telo/plaza y le cortaba la respiración con un beso embriagador y romántico con el encanto que tiene solo ese beso, el primero, el que decide que esas dos personas, al menos por ese momento, ya no tienen esperanza de ser solo amigos y sus lenguas dan vueltas, hacen dibujos, se muerden un poquito y se llenan de saliva el bozo.
Ahora: qué pasa cuando ese tan ansiado beso, demora?. Hay un tiempo determinado para dar el beso. Hay un momento en que nosotras, chicas, nos quedamos en silencio, si estamos sentadas cruzamos las piernas y revoleamos los ojos y para que ese hombre comprenda que es el momento de intercambiar saliva. Algunos tardan más, otros tardan menos, pero no es específicamente la demora lo que puede hacer que las ganas de que las lenguas se choquen desaparezcan, sino las actitudes que pueden tener los hombres en este momento.
Algunos ejemplos: tenemos a los preguntones, los que te dicen "te puedo dar un beso?", o "querés que te de un beso?". Chicas, no hay nada que te la baje más que un chabon que te pregunta cosas así. Es muy probable que en toda su relación te haga preguntar eternas: "te gustaría que te de la mano?", "te puedo sostener las bolsas?", "querés chuparme la pija?".
Otra de las actitudes que tiene un hombre en este momento es ir al baño en ese preciso momento que vos estás lista para ser chapada. Después de 4 horas y media en ese bar, estirando ese segundo mojito para no ponerte tan en pedo y no caer en la tentación de sexo first date, el se da el lujo de ir al baño en el momento mágico. No sabés bien que va a hacer, si va a tomar coraje frente al espejo, si va a llamar a un amigo para que lo salve de calvario, si se va a hacer una tota, no sabés. Lo único que sabés es que tenés unas ganas locas de agarrar la cartera y salir corriendo de que este lerdo no te haya tranzado.
Y la última actitud que elegí -sabemos que hay muchas- está el que te tira el fardo a vos. El que intenta ser él el conquistado, el cortejado. Si la cita es una de esas -after facebook,badoo,twitter, entre otras redes sociales- la pregunta del "zafoli" es siempre del estilo: "y... contame, por qué me querías conocer?...". No entendemos muy bien qué es lo que pretenden que les contestemos, "y, te queria conocer porque estás mas bueno que comer con la mano y quiero que me garches salvajemente", o "queria salir con vos porque estoy buscando desesperadamente el padre de mis hijos porque me llega el cuarto de hora". Pero no, las mujeres no podemos ser 100% sinceras en ese momento y contestamos algo así como "porque me pareciste interesante, no sé, que se yo, ni me acuerdo!", pero en realidad si te acordas, cada detalle, sabés toda su vida antes de la cita, o googleaste aproximadamente 20 veces en distintas pc, te sabes los nombres de sus ex, tenes fotos de ellas y de su familia. Pero él NUNCA se enterará de eso. Se hará el banana y ahí, después de hacerte pasar un momento choto e incómodo de tira fardo rompe código, te besará sintiéndose un poco más sorete.
Igual... qué lindos son los primeros besos!

lunes, 15 de agosto de 2011

Volver

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Cuando volvés de un viaje largo todo es distinto. La gente te quiere ver, aunque antes de irte pasaban la misma o mayor cantidad de tiempo sin encontrarse y nadie decía nada. Cuando no estás en tu casa cada vez que te conectas tenes muchos mails pero pocos mensajes de texto. La gente te pide cosas, te pide regalos y encargos porque cierran las importaciones, tus amigos te dicen de verte y que les cuentes de tu viaje cuando en realidad no hay mucho por contar... contar experiencias en los viajes se torna aburrido. No es lo mismo contarlo que vivirlo, pierde la magia. Para vos, inclusive, la genialidad de ver Venecia al bajarla y contarla se torna cliché, obvia, decir: "Venecia está llena de agua, una belleza", es una obviedad, es algo que se ve en las postales y cualquiera puede descubrirlo al buscarla en el google.
Pero viajar siempre es una experiencia maravillosa y renovadora. Cuesta volver a adaptarse. Cuesta bajar la información que uno tiene en la cabeza. Y en este viaje me agarró distinta, distinta a cómo saqué los pasajes, distinta a como planeaba para este blog y para la vida. Y me quedo con las calles de Venecia, con la belleza de Paris, con el teatro que ví afortunadamente casi todos los días, con la cantidad de libros que leí, traje y que llegarán en encomienda pronto. Con la ropa, la electrónica, la magia que siempre le encuentro a New York. Me quedo con eso, pero más me quedo con lo que aprendí. Aprendí a extrañar, a llorar, a sentirme sola. Es emo, leído así, pero yo nunca me sentí sola. Nunca. Un mecanismo de defensa impedía hacerlo y hacerme cargo de mi segundo-primer nombre (Soledad). Y este viaje me agarró así. Sola. Viajando sola y extrañando. Llorando en lugares donde muchos matarían por estar y burlando monumentos antiguos. Y así volví, riéndome de un primer mundo que me pegó un par de cachetadas y me despertó el corazón.