lunes, 6 de junio de 2011

Llena de monos

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=cKyKmNofFPM?fs=1]


Pará pará pará... pará un toque la maquina, apagame la radio, si seguís pensando así te vas a quedar sola. Sola como loca mala. No des vueltas en la cama, dormí tranquila. Relajate. Respirá. Podés dormir profundo si querés, es más, dormís profundo. Te levantaste a la madrugada porque soñaste esos sueños que parecen de verdad pero son mentira, y lo despertaste y le dijiste que pensabas que se iba al easy. Cualquier psicologo intentaría interpretar ese sueño tan absurdo de que alguien se pueda ir al easy a las 4 de la mañana y sobre todo por qué el easy?, si vos odiás el easy, odiás pasear entre las maderas, las sillas de jardin y los bonsai. Por alguna razón tu inconsciente colectivo pensó que se iba a ir, a un lugar que odiás, totalmente absurdo y en una hora desubicada y que te iba a dejar sola. Y a vos te encanta dormir sola, pero tenías miedo de que cambie una madera, por vos, un bonsai, por vos, una cajera del easy, por vos.

Tomate un valium chiquita, porque si seguís diciendo ese tipo de cosas te van a dejar sola y se te van a ir a makro.

jueves, 2 de junio de 2011

Lo que mata es la humedad

You were meant for me

Viste que los días nublados te ponen como en cámara lenta todo el día?. No me podés negar que no pasa.. además viste que sos como de cera, como que te si te estirás la cara la cara te queda estirada, todo es más lento, las siestas se disfrutan más... dormir la siesta es una de mis actividades favoritas, es como: "pará loco, voy a dormir la siesta", el mundo se detiene por esa media horita o un poco más que te dormis y te despertás nueva, con energías cargadas o de mal humor, y puteás a todo el mundo y todo el mundo te dice que sos una histérica y vos en el fondo sabés que fue porque te despertaste de esa siesta re linda soñando cosas re lindas y lo último que querés es que te manden a hacer cosas o te tiren mala onda.
Y vas... con la cámara lenta caminando, y todo es gris, tenés un paraguas -o no- por las dudas en la cartera y hay olor a lluvia, como si Gene Kelly estaría escondido para salir en cualquier momento bailando por ahí, te duelen los músculos los huesos o no sabés muy bien qué es exactamente lo que te duele pero le echás la culpa a la humedad, al igual que por tu pelo frizzado y una nube muy parecida a las del cielo se forma en tu cabeza llena de quejas quejas quejas que él pincha cuando viene y te da un beso en cámara lenta.

miércoles, 1 de junio de 2011

Otoño

otoño

A mí antes no me gustaban los colores del otoño, los marrones nunca me quedaron bien, todo me parece un poco más melancólico, hace frío, que si bien me gusta, en oto´lo siento gataflora, siento que a veces hace frío y a veces calor, no sé que ropa usar. En las vidrieras reinan los marrones, caquis, las chicas empiezan a usar botas beige. Mi blancura se empieza a notar un poco más. Tengo que maquillarme en tonos dorados y, marrones, como ya dijimos, porque sino ya pasa a ser algo más de invierno que de otoño en sí.

Pero lo que menos me gusta de esta estación, a diferencia de la primavera, es que es de transición. Siempre hay cambios en otoño, siempre. Los amores de verano terminan, la ropa veraniega se guarda, se come más, se reactivan los negocios que cuando hacía calor y eran vacaciones no funcionaban, la gente tiene frío y busca desesperadamente a alguien para compartir el frío. Yo no soy la excepción, claro. Este otoño me sorprende con muchos cambios, todos en su mayoría buenos. Me sorprende con una temporada maravillosa, mostrando lo que hago, creciendo, rodeada de gente hermosa, talentosa y que me quiere. Me sorprende a punto de hacer un viaje de cambios, planeando cosas a mi vuelta, dejando otras y sin tenerle miedo a cambiar. No tengo miedo a arriesgarme a nada, y no tengo miedo de decir cosas que sí tenía miedo de decir. Me liberé con mucha gente que me hacía mal. Pude separar lo que me hace bien y lo que no. Lo que me sirve y lo que no. Lo que disfruto y claro, lo que no. Tengo nuevos proyectos que me hicieron indagar sobre un pasado no muy lejano y descubrí algo que ya no soy, que ya no quiero ser, y sobre todo, que crecí. Entramos en junio, el mes de mi cumpleaños, y estoy orgullosa de poder decir que no necesito que llegue el día que sumo un año más para afirmar que crecí, y que algunas cosas del pasado se amarronaron y cayeron en el suelo, como en el otoño.