jueves, 21 de junio de 2012

Tengo

Tengo ganas de recopilar cosas que tengo. Cuando pienso que no tengo nada, miro para atrás y veo que sí, algo tengo.

Tengo 23 años. Tengo este blog hace 3 (en distintos lugares). Tengo un carácter de mierda. Tengo una obra estrenada y reestrenada y dando vueltas por ahí. Tengo otra más por estrenar. Tengo otras dos proyectadas. Tengo dolor de garganta. Tengo que tomar un medicamento que es celeste. Tengo un starbucks a dos cuadras de mi casa. Tengo un novio saliendo de anginas. Tengo un novio talentoso. Tengo un novio que juega a un juego de pc de guerra. Tengo una gata chiquitita. Tengo un hermano, también chiquitito. Tengo un papá fan de USA. Tengo una mamá muy mamá. Tengo unos papás jóvenes. Tengo unos kilos de más. Tengo pelos. Tengo ganas de que las cosas se den sin buscarlas. Tengo ganas de buscar algunas cosas. Tengo el esmalte de las uñas de los pies corrido. Tengo una uña que está creciendo después de caída. Tengo algunos celos. Tengo curiosidad por saber todo lo que pasa. Tengo ganas de ver los bailes en bailando por un sueño. Tengo una tienda abajo de mi casa que tiene cosas muy lindas. Tengo unos zapatos por estrenar que me regaló mi suegra. Tengo suegra. Tengo suegro. Tengo cuñados. Tengo primos que no veo. Tengo tíos que tampoco veo. Tengo un abuelo. Tengo un celular que se apaga a cada rato. Tengo un historial con varios celulares rotos. Tengo 1.335 amigos en facebook. Tengo 745 fotos que me etiquetaron. Tengo muchas fotos de viajes. Tengo muchas ganas de estar en New York. Tengo ganas de tener plata para comprarme cosas en New York. Tengo millas en American Airlines. Tengo ganas de viajar con mi novio. Tengo proyectos de pareja por primera vez en mi vida. Tengo varios amigos que veo poco pero los quiero igual. Tengo otros amigos que sí veo mucho. Tengo alumnas mujeres. Tengo amigos artistas. Tengo que volver a actuar. Tengo que dejar de comerme las uñas. Tengo que parar con la comida chatarra. Tengo que tomar la pastilla anticonceptiva. Tengo que estudiar fotografía. Tengo que largar el autoboicot. Tengo que recuperar todo lo que perdí de la compu.

Tengo que escribir más en el blog. Perdón.


viernes, 1 de junio de 2012

Pequeñas delicias de la convivencia.

No soy una persona ordenada. No soy adicta a limpiar, encuentro mis cosas igual en el quilombo, no noto ni percibo que haya algo tirado a mi lado, paso como si todo estuviese pulcro y ubicado "a lo Belu".

Le hecho la culpa de esto a mi madre, que nunca me dejó lavar un plato, ordenar, ni cocinar. No, mentira, la pasé bien en esas épocas en donde lo único que hacía era sentarme a comer y ni en pedo te llevaba un plato a la pileta.

Cuando comencé mi relación no podía entrar a la cocina, posta. Mis únicos acercamientos a ella fueron tres purés instantáneos que salieron aguados e incomibles (pero avanzaron uno al otro, ojo, el último fue un toque más espeso que el primero), se tomaban como sopa, no como puré. Me sentí mejor ya que el otro día cené en Pippo y me dieron uno similar, y me lo comí, osea que  mi novio en aquel momento podría haberse ahorrado la cara de asco.

Mi novio usaba unaespeciede método para invitarme a ordenar: preguntaba "y qué hacemos con esta bombacha?", "y cómo podremos organizar esto?", "qué te parece si cortás este tomate?". Me tiraba tips sobre convivencia. Me convocaba a la reflexión sobre algo que para mí no era un problema, que estaba acostumbrada.

Me costaba mucho reconocer que arrancaba una convivencia. Sentía que como todavía en mi casa materna tenía mi taza de campanita, por ejemplo, no estaba completamente instalada. Tenía todavía allá mis perfumes, varios de mis zapatos y mis libros, claro.

Sentía que tal vez si no reconocía el estar viviendo en este departamento me desvinculaba con todo tipo de quehacer doméstico. Me negaba a ser Susanita, creía que al momento de empezar a decir sí, vivimos juntos me convertía en su sirvienta, en su esclava, en su maria la del barrio. Intentaba mantener el romanticismo de el noviazgo en casas separadas pero cada vez se me hizo más difícil ya que todo el tiempo estábamos juntos. Cada vez más dormía con él y las horas se hicieron días, los días se hicieron meses, todos decían que sí y yo decía que no hasta que llegó el momento en que dije ok. Ok!. Ok, estamos viviendo juntos. Ok. Sí, ok. Y ahora?. Me parecía de más hablarlo, charlarlo. No sé, decirle che, qué onda, estamos viviendo juntos?, nos vamos a casar? voy a engordar cada día un poco más hasta que me tenga que mandar a hacer mi ropa por una modista porque no encuentro talles?, voy a tener que dejar mis actividades y de ver a mis amigas?, se acabó el sexo?, mis papás van a hacer un playroom en mi cuarto?, qué somos????? qué estamos haciendo??? vos también sos de los que dicen que estamos viviendo juntos???.

Un millón de preguntas rondaban mi cabeza y no podía encontrar la manera de decir una especie de a la convivencia.

Hasta que encontré una forma, no sé si la mejor, pero sí la que me salió.

Me cambié la localidad en facebook.


(y no fue tan grave)