miércoles, 20 de octubre de 2010

Mamá no hay una sola

Con todo este quilombo del día de la madre, vengo a afirmar que madre no hay una sola. Definitivamente NO. Ojo, no estoy sacándole crédito a la señora que me tuvo 9 meses en su panza, que me limpió el culo cuando me cagaba encima y que se preocupa porque llegue sana a mi casa, sino que digo que no hay una sola madre en la vida de cualquiera. Hay madres simbólicas, madres superioras, hay gente que de por sí tiene esa cosa maternal. Hay gente que no la tiene, claro está, pero seguro seguro tuvo o tiene varias madres. Yo tuve a mi abuela, la madre de mi madre. Mi abuela era mi otra mamá, digo era, porque falleció hace 4 años. Y no es post bajón, nada que ver, sino que tenía ganas de publicarlo en el blog. Ayer, 19 de octubre, hubiese sido su cumpleaños. Siempre, desde chiquita, los cumpleaños de mi abuela se juntaban con el día de la madre, y siempre estaba el chiste de "me van a tener que hacer dos regalos". Mi abuela era especial, si bien era adorable como todas las abuelas (salvo excepciones que existen, lo digo por propia experiencia), tenía un caracter que es muy similar al mío, y claro, al de mi mamá. Ella era fanática de Boca, miraba todos los partidos, tomaba cerveza, comía ají puta parió como si comiera maní y miraba las películas soft-porno de The Film Zone. Criticaba a todo el mundo, ponía unas caras que eran lo más gracioso y amargo que te puede pasar, tenía unas uñas largas y siempre se las pintaba de colores llamativos. Usaba anillos de colores, aros, se teñía cada dos semanas las canas, usaba ropa con brillos, de colores, y cocinaba las mejores papas fritas con huevo del mundo entero. Ella era mi segunda madre. Nos decíamos "Tona", ambas dos, por una razón demasiado cruel y graciosa a la vez que si la escribo mas de uno saltaría con un tema de discriminación y demás y ese no es el punto. Si bien no caminaba bien le encantaba salir y siempre recorría de mi brazo el pasillo que separaba el portón de la vereda hasta su casa. Ya cuando se enfermó, cuando fueron sus últimas semanas, aún internada hacía chistes para que me levante a los enfermeros y de lo fea que era la vieja que estaba en la cama de al lado. Y, ya en su casa, el día anterior a su muerte, le pinté las uñas del rojo furioso que le encantaba. La extraño, claro que sí, claro que se me llenan los ojos de lágrimas cuando me acuerdo de ella, pero sé que nada dura para siempre, no quiero que sea un post bajonero o cursi, solamente quiero recordarla, anoche la soñé, el día de su cumpleaños la soñé y sé que fué una señal de algo. Mi mamá fué al cementerio el día de la madre y a mí eso me parece una salida de viejos, odio ir al cementerio, no creo en los velorios y esas cosas, pero me dijo que no había ni una flor. Pero ella era una flor.

Así que si necesitamos regalarle algo a mamá, o a la abuela, o a tu mujer, el día de la madre para demostrarle cuánto la querés, me parece que estamos todos equivocados. Así que no me parece tan terrible que no tenga flores la tumba de mi abuela, que nadie se haya acordado, al contrario de lo que opina mi mamá. Porque me parece más hipócrita que solo haya flores el día de la madre y el cumpleaños, -claro que sería más fácil en mi caso porque sería una especie de 2x1- y que durante el año o cuando estaba viva, no hubo rastros de nada.
Así que tratemos -bah, hagan lo que quieran- de no regalar cosas de mierda, como planchas y artículos para el hogar, flores, y pelotudeces, porque por más que solo le regalemos disgustos, ellas lo van a agradecer. Y si se ponen, regalenlé algo copado, como un día de spa o una cartera de Prune.
No sé, a mi mamá le regalé un perfume, que obviamente se lo voy a usar y me comí todo su "desayuno especial", para algo están las madres, no?.

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