lunes, 28 de noviembre de 2011

Summer morning



El calor me tumba. Me tumba de muerta total. Me baja la presión, me pongo más blanca, mucho más de lo que ya soy. Nacha Guevara, Casper total. Para las mañanas está bueno tomar un jugo de naranja recién exprimido o en su defecto un jugo citric. No hay en este momento pero es una meta a cumplir.
Pocas cosas me gustan del calor en sí. Me gustan las noches de verano, dormir con la ventana abierta, poner el ventilador o el aire y dormir tapada igual. Me gusta tomar cerveza en una mesa en la vereda y usar vestidos, comer picadas y tomar helado de granizado y banana, aunque sea muy cliché. Me gusta que en verano está la navidad, y la navidad siempre nos gusta, porque en navidad siempre está todo bien. Me gusta que la calle esté vacía en enero, que todos estén en la costa o repartidos por ahí.

Este año tuve dos veranos, dos calores. Usé más sandalias que botas, más shorts y vestidos que de costumbre. Conozco una señora que vive en verano, que no soporta el invierno, y así va, del verano europeo al verano porteño como si lo friolento se solucione solo con tomarse un avión. Pero ella se lo busca. Yo mas o menos. Un año de verano, con un poquito de frío en el medio y sufriendo más el verano porteño que el europeo. Usando ropa de marcas extranjeras y con el pelo un poquito más largo, tomando mate por las mañanas porque todavía me olvido de comprar jugo o una juguera, dando besos, besotes y piquitos por las mañanas y durante el día me despierto un feriado con ganas de escribir algo lindo (porque lo anterior también lo era pero no tuvo quorum o trajo problemitas no tan menores que se solucionaron con más y más besos), oliendo el perfume de los jasmines de mi mamá, con una gatita saltando en mi cama y mordiendome los pies, y mi amor dandome besos, besotes y piquitos.

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